SCHAT. Tesoro - Susette Kok l Curaduría: Magela Ferrero

Marzo - Mayo 2023

la memoria como espacio de transformación

Hace dos años, en la mudanza de mi madre, encontré en su escritorio un cuaderno de duelo, hojas escritas con su caligrafía en las que manifestaba el dolor crudo y profundo que experimentó después de la muerte de mi padre, su compañero de vida.
En sus palabras encontré su intensa soledad y a la vez, un amor por lo que aun quedaba y estaba con ella.
Su memoria de corto plazo era frágil. Revivía, permanentemente, el pasado de manera nítida e intensa. El pasado se volvía, únicamente tiempo

A través de la fotografía, el bordado, el barro y la porcelana, propongo diálogos:
fotografía – soledad / barro – impermanencia / bordado – sanación – paciencia.
Me propongo así celebrar la existencia y el posible despertar de la memoria.
¿Cómo seguir dialogando con lo ausente?

Mientras pienso, bordo, SCHAT tesoro, en la letra de mi madre. Tesoro. Muchas veces tesoro. Muchos tesoros. Hasta formar uno de oro.

Susette Kok

Hablar de la vida es hablar de la muerte.
Lo mismo al revés.

Todas las ciudades necesitan espacio para recibir a los cuerpos que las definen,
tanto como asumir que esos cuerpos mueren, y pasan a ocupar entonces, otros espacios en la materia y el espíritu del tiempo.

Ningún sentimiento que evite contemplar la desaparición de lo que ama, puede considerarse positivo.

No podemos pensar en ciudades, sin personas que las habiten, lluvias que las mojen, aves que las despierten, caminos que las conduzcan, plantas que las curen o recordatorios de lo que las impulsó a ser y querer seguir siendo.

El luto, el vínculo con lo que está, pero no podemos ver, con lo que es, pero ya no puede actualizarse por si mismo, afecta poderosamente el devenir de las ideas,
la materia, y el peso que adquiere una posible dimensión espiritual del ser, versus su posible reducción a exclusiva materia.

El deceso es un factor omnipresente en la trama que recorre cualquier utopía del cuerpo, porque la muerte siempre es parte del cálculo.
No habría apego, sin la certeza de lo efímero.

Todo lo que defendemos, señala lo que nos importa.

Cuando se inaugura una ciudad, se inaugura una fe. Es la materialidad la que asume el límite de los sueños. Lo mismo ocurre con nuestras vidas: en base a lo que soñamos, modelamos las formas espontáneas de la naturaleza.

Encontrar un motivo para vivir, después de incorporadas la impronta del dolor, la frustración y la pérdida, es un tesoro. Encontrar dispositivos para ejecutar los actos del amor, a sabiendas de lo frágil que será contar con el favor del tiempo, es un tesoro también.

Pongamos entonces los hallazgos sobre la mesa, porque la vida puede ser muy larga, y será necesario multiplicar el alimento.

Magela Ferrero

Proyecto seleccionado por el Fondo Concursable para la Cultura 2022

 

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